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Lamar Odom. No se si es 28 de Diciembre, no se si ayer bebí demasiada Coca Cola o si Iturriaga y compañía se han puesto de acuerdo para hacer un especial inocente-inocente a todos los aficionados de Vitoria, España y Europa. O a lo mejor hemos fichado a Lamar Odom. Como se suele decir en estos casos, hasta que no vea a Odom tomándose un café en el Usokari, o a la Kardashian de compras por For, no me lo terminaré de creer.

Uno, ciertamente, se pregunta varias cosas… ¿En que momento hemos pasado de fichar Poetas para fichar Odomes? ¿En que momento dejamos de tener dinero para retener a un desconocido Milko Bjelica y ahora tenemos dinero para traer a Vitoria a un All Star?

En realidad no lo tenemos. No hay dinero para pagar a Odom. Pero ni nosotros, ni el Madrid, ni el Barça ni el PAO. Sólo hay dinero para tenderle un puente a la NBA. Exactamente lo mismo que UCAM Murcia ha hecho con Pete Mickeal haremos nosotros con Odom. Traerlo, ver si está gordo o no, ver si le sigue llamando “la nieve” o no, y ver si puede volver a jugar al baloncesto. Si puede, se irá inmediatamente… No olvidemos que Odom viene de pasear por o Miami beach o el paseo de la fama, por lo que la calle Dato puede que se le quede un poquito corta… por no hablar, de las diferencias entre el cartel de Hollywood y el de la Green capital. ¿Y donde irá Khloe Khardashian? ¿Le darán un papelito como presentadora de ETB en “El conquis”?

Odom, a sus 34 años, y tras protagonizar unos episodios un tanto surrealistas en USA en los últimos dos años, con adicciones a las drogas, y desapariciones misteriosas incluidas, lleva dos años sin jugar, o al menos sin jugar al más alto nivel con continuidad. No os engañaré… el fichaje me despierta sentimientos contrapuestos… Por una parte, quiero pensar en la superestrella que me maravilló en los Lakers, ese jugador hiperinteligente, que con su clase bailaba al más pintado, capaz desde subir el balón, a correr el contraataque, a postear. Una estrella, sin ninguna duda. Pero por otra parte, no me quito de la cabeza la decadente imagen que ha mostrado los dos últimos años.

Sabéis que soy optimista por naturaleza. Fuera bromas, si Odom ha aceptado venir a Vitoria (Vitoria es tan pequeño que no se ve en el mapa), es porque quiere volver a jugar a basket. No es por dinero (Odom ha firmado contratos por más de 60 millones de dólares), ni es por ser tan joven que le quede toda la vida por delante. A sus 34 años, lo fácil es retirarse. Venir a Vitoria es una especie de catarsis para un jugador como Lamar Odom. Es un “he caído tan bajo, que sólo me queda crecer desde el suelo”. Y no nos engañemos, para un jugador como Lamar Odom, Vitoria es el suelo.

Pero… ¿Y el impacto? Ay amigo, el impacto. 

Odom fuera de forma y con dos años sin jugar, es mejor jugador que cualquier cuatro de la ACB que me nombres. Odom, cojo, te llena el Buesa Arena frente al Valladolid, y te trae 200 televisiones a Vitoria, americanas, europeas y españolas. Odom fuera de forma, es capaz de transformar al Baskonia hasta convertirlo en un serio aspirante. Odom lo cambia todo, como lo cambió hace dos años la llegada de Nocioni.

Odom además, cambia la percepción del Baskonia, tanto la interior como la exterior. Con Odom, el Baskonia se sentirá más fuerte. Con Odom enfrente, el rival verá a Baskonia como un rival más fuerte. Con Odom en el campo, el público achuchará más fuerte porque creerá. Odom lo cambia todo.

Para mañana o pasado, dejo en el aire las consecuencias del fichaje. Odom llega a Vitoria, y eso obliga a Hamilton o Hodge a hacer las maletas. De momento hay dos meses por delante para tomar esas decisiones, los dos meses de baja que tiene Hamilton, pero es cierto que abre un interrogante: ¿Mantener a Hodge tres semanas más? ¿Ceder a Hodge, fichar otro y meter a Hamilton en dos meses? ¿Quedarnos con Hodge y dar la baja definitiva a Hamilton? Pffff… Tiempo al tiempo.

De momento, ongi etorri don Lamar Odom