Poema de amor

Peppe Poeta, “El bertsolari”, tuvo el debut soñado para cualquier jugador que emigra por primera vez fuera de su país y que pretende hacerse un hueco en otro sitio. Quizá ajeno a la carga anímica que despierta en Vitoria la Copa del Rey, ajeno a la repercusión de no jugarla, y sin la mochila de jugar un derbi vasco. Poeta jugó sin miedo a perder ni fallar. Sin presión… Con el desparpajo del inconsciente, de quien sólo tiene que ganar y no que perder. Y salió cara.

Fue el invitado sorpresa a la fiesta de basket de ayer en Donosti. Porque fue una fiesta del basket. Hubo mucho nivel, tanto ofensivo como defensivo, hubo mucha intensidad, y hubo mucho en juego. Para ambos. Una jornada de las que hay que ver dos veces, porque con una sola te pierde la pasión y no ves el baloncesto.

Vamos primero por la parte de lo que había en juego. Zaragoza y Joventut quieren estar en Málaga, como Donosti, como Tenerife… Tienen ilusión y ganas por el premio. Es todo tan bonito! El Baskonia no… no es que quiera, es que debe. La diferencia es notable, y los jugadores lo acusan.

No nos engañemos, en Vitoria tenemos gente que nunca en su vida ha jugado con esa presión del deber ganar. Mainoldi, Poeta, Hanga, Jelinek o Hamilton nunca han jugado en un club que te exige ganar. No que te lo pide, que te lo exige. Nunca. Heurtel, Pleiss y Causeur, nunca han jugado un rol protagonista en el que son responsables últimos por ganar. Nunca. Sólo Scariolo desde la banda, y San Emeterio y Nocioni en el campo, tienen las escamas suficientes para digerir esta presión, porque la han llevado antes. Dos jugadores y el entrenador. Y sólo queda felicitarlos… Sobre todo a Nocioni, que en este último y duro mes, lleva a todo al Buesa Arena a sus espaldas… lleva la presión, lleva el juego y lleva el carácter.

Ayer fue un partido durísimo. La baja de Hamilton descompensa al grupo. Este equipo se ha creado tres tendones de Aquiles; tenemos al tendón de Aquiles “cinco”: la dupla Hamilton-Pleiss, en la que no puede fallar ninguno de los dos. Milko Bjelica voló a Estambul, y con el se fue el comodín del público. Hasta ese momento Pleiss se podía torcer un tobillo o Hamilton se podía caer al suelo con un batacazo con Scorchianitis. Ahora no. La baja de uno de los dos, convierte al Baskonia en un equipo vulnerable dentro, incluso por un jugador todo corazón como David Doblas. Tiene otros dos tendones de Aquiles, encarnados hoy en los nombres de Nocioni y Heurtel, pero de eso ya hablaremos en otro momento, ya que (toco madera) de momento están sanos y jugando muy bien.

Pero la clave de ayer no fue la falta de Hamilton. ¿Qué pensarán nuestros vecinos de que nos quejemos de la ausencia de Hamilton, cuando ellos tienen que poner a Julen Olaizola para descansar a Doblas? La falta de Hamilton se unió a la enfermedad de Pleiss (un virus estomacal), y dejó el puesto de pívot a merced de un David Doblas que ayer se divirtió y nos divirtió. Dio un clínic al poste bajo… Sin juego interior, el Baskonia pasó por momentos de una incertidumbre brutal. Obligados a una defensa en zona 2-3 para proteger sus escasas piezas de las faltas y poder ganar el rebote (ganó esa batalla a los pivots del GBC), y aliado con la falta de puntería local (GBC firmó un pírrico 5/18 en triples) le permitió, no sin problemas, mantenerse a flote. Nocioni hizo el resto. Como ya lleva haciendo los últimos 6-7 partidos, cogió al Baskonia, lo llenó de corazón, y con el equipo a la espalda, dio la vuelta a un marcador que amenazaba con un KO.

Y apareció el invitado sorpresa. El cariñosamente bautizado en Vitoria ya como “el bertsolari”, apareció cuando nadie lo esperaba, penetró por donde no había sitio y clavó tres triples que nadie creía que iba siquiera a tirar. Booom. Una bomba en el corazón del GBC que lo siguió intentando hasta el pitido final, y que quizá mereció la valentía final del árbitro en esa falta (que lo fue) de Pleiss a Robinson y que pudo haber forzado la prórroga.

La Copa sigue abierta para los dos púgiles de ayer. Donosti puede ganar en casa al Madrid (es muy difícil, cierto, pero Illumbe se ha convertido en un campo muy duro) y, sobre todo, tiene una última bala a gastar el último día en Madrid frente al decepcionante estudiantes. El Baskonia, por su parte, sigue con la misma hoja de ruta, que no es otra que la obligación de ganar el siguiente. Zaragoza en el Buesa, 36 horas después de medirnos a Milán en Milán. Esperemos que para ese día Hamilton pueda estar…

No quiero acabar sin valorar el partido frente a Pao. Un partido en el que vimos la dimensión real de este equipo cuando tocas uno de sus tendones de Aquiles. Sin Hamilton el Baskonia jugó descompensado, luchó y puso todo lo que tiene para intentar ganar a Panathinaikos, pero repito, sin la estabilidad de tus dos pivots, este Baskonia (y me duele decirlo) no tiene la calidad necesaria para vencer a un Pao que mostró una dureza defensiva brutal y una calidad en la toma de decisiones tremenda.

Ahora tenemos una semana para tomar decisiones y descansar/preparar la siguiente final. Hay que resolver ya el futuro de Hodge, la situación no se sostiene, y hay que avanzar en el tsunami… la ola aún no ha tocado tierra, pero la sigo viendo allá, en el horizonte cercano.