Referendum en el Buesa antes de cada partido

Mi declaración de principios. “Una afición de verdad no pita a los suyos”.


Esta es mi máxima, y de aquí no me bajo. Admito y respeto todo, aunque no lo comparta. Admito que el publico paga, y que como paga, es soberanos para hacer y/o decir lo que le de la gana. Admito que haya quien no comulgue con un jugador o un entrenador y lo exteriorice pitándolo. Admito que haya quien se quede callado, que haya quien aplauda a rabiar a pesar de no merecerlo, admito que nos guste, nos disguste, nos exaspere o nos encante algo. Repito... respeto todo, y no lo juzgo. No soy quien para hacerlo. Pero no me gusta, y para eso si que tengo derecho, porque todos tenemos ese derecho, el de que nos guste o nos disguste algo.

Nótese dos matices en mi declaración de principios. Primero hablo de “una afición”, no de aficionados. Colectivo. No es cuestión de calificar a un individuo por su actitud en el campo, sino a un colectivo frente al equipo. No existen buenos ni malos aficionados, pero si existen aficiones más apegadas y menos apegadas. Entre la afición del Pionir y la que vimos el otro día en Milán hay un abismo.

También hay un segundo matiz importante y es que hablo de "los míos". De la afición en casa. El deporte se juega en casa o fuera, no es un espectáculo neutral. En el teatro, si te gusta la obra aplaudes y sino tiras tomates. Pero el actor no representa tus colores, no lleva tu camiseta. Lo mismo pasa en los toros, en un concierto o en una opera. Juzgas un espectáculo, no un sentimiento. El deporte en general y el baloncesto en particular, no tiene ese matiz. Los aficionados aman unos colores, y se deben a ellos, y hacen todo lo posible por que su equipo salga con la victoria. Por supuesto que además de verlo ganar quieren un buen espectáculo, como en los toros, la opera o el teatro, pero su actitud en el campo no debería verse condicionada por ello. Lo se y me lo han recordado. No todo el mundo tiene la opción de criticar el juego del equipo de una forma pública, y quizá su única salida sea la de “pitar”. Puede entenderlo, aunque no lo comparta.

Pondré otro ejemplo. Amo a Juan Carlos Navarro. Me parece un jugador superlativo que cada vez que lo veo jugar me despierta emociones. Pero cuando juega en el Buesa frente al Baskonia, no es Juan Carlos Navarro. Lo admiro igual, pero no quiero que Navarro anote, y si puedo hacer algo para evitarlo, lo haré. Eso no quita para que aplauda una de sus jugadas. Lo he hecho... ¿Pero imagináis un campo donde sólo se aplaudiese la calidad? El concepto de jugar en casa o fuera desaparecería.

Todo esto viene a colación del referendum público en el que se convierte la presentación de Dusko Ivanovic en los partidos de casa. Parte de la grada pita. Con contundencia. Otra parte de la grada responde, con contundencia también, animando a Dusko. Los detractores vuelven a pitar. Los incondicionales vuelven a cantar “¡¡Dusko, Dusko!!”. Este rifi rafe, ya habitual, genera dos preguntas: ¿Está justificado?¿En que ayuda al equipo o al entrenador?

¿Está justificado?

Es evidente que lo que voy a poner aquí es tremendamente subjetivo. Para mi pagar 60 euros por ir a un concierto de Springsteen no sólo está justificado, sino que debería ser aprobado en un Real Decreto, mientras que para otra persona, es de locos pagar un dineral por ver cantar rock a un yankee que apoya a Obama. Pero vamos a ver si somos capaces de objetivar algo el trabajo de Dusko de este año.

Lo primero y fundamental que hay que decir es que ha tenido lesionado a medio equipo durante el comienzo de la liga. Lampe, Bjelica, Pleiss, Nocioni, Rochestie, Casseur y hasta Calbarro. El domingo fue el primer día en el que pudo contar con todo su equipo. A pesar de ello, el Baskonia transmite alegría en su juego. Está anotando como nunca, de hecho lleva actualmente 83 puntos de media anotados en la liga ACB, frente a los 74.9 puntos de media que anotó el año pasado. Es decir, anota casi 8 puntos de media más que la temporada pasada. Además, el equipo juega con una concentración máxima (si obviamos el segundo tiempo frente a Efes). Es el equipo con mejor porcentaje de dos del campeonato (60,94%) y el segundo mejor porcentaje de triples (40%), además de ser el equipo que menos balones ha perdido de toda la liga (12,17 por partido). Estos datos se ponen en valor si los unimos al gran ritmo de juego que están desplegando.

Como notas negativas que yo le achacaría a Dusko este curso, destacaría exclusivamente tres: Primero su record de victoria/derrotas. Analizándolo de forma objetiva, ha ganado 4/6 partidos en ACB y 1/4 en Euroliga. En total 5/10, un 50% de los partidos disputados, aunque ojo, que entre esos 10 partidos encontramos a los dos finalistas ACB del año pasado y al vigente campeón de la Euroliga. También le achacaría otros dos aspectos subjetivos; Su mala o nula gestión de la segunda parte frente a Efes. Es evidente que es uno de los grandes responsables de ese descalabro junto a los jugadores. Además, este año está llevando hasta el extremo el cambio por castigo. Cualquier jugador que comete un error enfila el banco, y además lo hace justo después de cometer el error. Hay que ser un jugador muy fuerte mentalmente para asumir esto con naturalidad sin que te vaya haciendo daño. Los hay que les resbala, como Nocioni o Lampe, y los hay que se resienten y mucho como Oleson, Milko o Heurtel.

Pero volviendo al aspecto subjetivo... este año el Baskonia transmite otro aroma. Un aroma a aspirante serio, y mejor que eso, un aroma a equipo divertido de ver jugar. Yo este año me estoy divirtiendo. Y sobre eso, digo yo que Dusko será responsable también, ¿No?

¿En que ayuda al equipo o al entrenador?

En el terreno del deporte, un equipo debe sentirse apoyado en casa. Se que es muy habitual que no lo sea, de hecho hay campos de los que veces nos hemos mofado porque eso no ocurría... (¿Valencia?) pero lo que no se, es si una afición es consciente de que, cuando abuchean a un jugador, a un entrenador, o a todo el equipo, aparte de expresar su opinión, están dañando al equipo.

Si, son profesionales, si, les pagan por oír pitar, y si, deben asumirlo. Vale. Pero son personas, y como no son máquinas, a pesar de que un contrato les obligue a aceptarlo, es algo que no gusta y que rara vez se puede canalizar de forma positiva.

A los aficionados nos encanta escuchar declaraciones de jugadores que dicen que su mejor momento con una afición fue cuando, tras perder aquel partido en “no se donde”, la afición se quedó cantando dos horas, les hizo salir, les fue a buscar al aeropuerto, etc, etc... Eso que entendemos que un jugador asume como algo positivo, y que le motiva y le ayuda a creer en una camiseta y defenderla a muerte, no lo interpretamos igual cuando se produce al revés.

“Yo le pito porque no me gusta”, y él, como es un profesional, debe asumirlo. Y así es, pero que nadie crea que lo va a interiorizar como algo positivo, porque no lo hará.

Así que respondiendo a la pregunta.. Los silbidos son siempre destructivos. Uno no silba para motivar, ni por cariño. Silba por todo lo contrario, y no, no ayuda ni al equipo ni al entrenador en absolutamente nada.

Acabo. El viernes el Baskonia juega en Zagreb. Lo mejor que le podría pasar al Baskonia, sin ninguna duda, es que la afición de Zagreb, abuchease a los suyos, desde Boza Maljkovic al “debutante” Marco Tomas, que aún no han sido capaces de ganar un partido. Una gran y sonora pitada a cada uno de ellos. Estruendosa. Y que se la recordasen un par de veces o tres durante el partido. Eso si ayudaría al Baskonia.

No creo que ocurra...