Finalmente, el cansancio existió.

Reconozco que la decisión puede ser entendible, por muchos motivos. Desde los puramente técnicos, a los sociales, pasando por los sociológicos y acabando en los económicos. La decisión es lógica y quizá necesaria, pero no dejo de pensar que en este mundo profesional, siempre se corta la cuerda por el mismo sitio.


Mañana o pasado entraremos a analizar los motivos, pero lo primero, permitidme que me fije en las formas. ¿Merecía Dusko Ivanovic salir del equipo una noche de domingo, minutos después de que sus jugadores, sus soldados, los hombres que debían rescatar al equipo, le hiciesen el feo de su vida? Porque luego entraremos a fondo, pero lo de ayer es de muy difícil digestión...

Lo primero, es que, respetando al Blusens Mumbus, creo honestamente que si me pongo yo a dirigir ese encuentro, y los jugadores del Baskonia me apoyan, ganamos de veinte a los gallegos. Como si me pongo yo a dirigir al Madrid frente al Manresa y los jugadores quieren ganar. Hay partidos que requieren al entrenador, y otros que se ganan por calidad. Ayer fue el día de la caída de Dusko, y así será recordado siempre, pero ayer era el día que menos tuvo que ver con el esperpéntico espectáculo baloncestístico, y probablemente el día en el que otros, y no él, debieron quedar retratados.

Algunos ya lo hicieron, porque cada uno es dueño de sus silencios, y esclavo de sus palabras. No diré nombres, pero ayer, primero jugando al baloncesto vimos a hombres y a niños consentidos en el campo, y tras el cese del entrenador, al menos por la radio, escuchamos a hombres y escuchamos a niños consentidos. Y no quiero seguir hablando... prefiero hacerme dueño de mis silencios.

Desde estas líneas, mi más sincero agradecimiento a Dusko Ivanovic. Un hombre que ha hecho cosas bien y cosas mal en su trayectoria en el Baskonia, pero que indudablemente deja resultados, dedicación, honradez e implicación. Un rastro imborrable, y tantos títulos y finales a su espalda, que soy incapaz de contarlas sin equivocarme.
Prometo entrar mañana o pasado a analizar la decisión, olvidando la cornada y centrándome en el baloncesto. Y a analizar a su sustituto... pero hoy, lo cierto, es que no me quedan ganas...

Gracias Dusko. Gracias de corazón. Siempre tendrás mi aplauso en el Buesa.