El peso de la historia

Alguno siempre han vivido un Baskonia imperial, obligado a ganar este tipo de partidos, pero esto no ha sido siempre así... A veces, para ganar se ha tenido que perder, y hoy quiero echar la vista atrás para recordar tres partidos, cada uno con sus matices, para ubicarnos en el mapa.

Corría el año 2001, y el Baskonia, pese a haber jugado una final de la Euroliga, quería jugar su primera final four unificada. En aquella época no había playoffs para acceder a la final four. El primero de grupo del Top-16 la jugaba. Pues bien, ese liderato, se jugaba en Vitoria, frente a Maccabi de Tel Aviv en una última jornada a vida o muerte (¿Os suena?). La ilusión de un equipo pequeño que juega en casa, frente a un equipo imperial, con solera, que se la jugaba fuera de casa y que quería dejar su impronta. El partido estuvo envuelto en mucha polémica, por los cacheos desmesurados e impropios en Vitoria del maldito Mossad, por un impresentable presidente hebreo que desde el banquillo presionaba a los árbitros y por una publicidad con la estrella de David presidiendo el pabellón Araba. Todo el poder mediático amarillo para llevarse la victoria. Pero al margen de todo eso, en la cancha, no hubo partido. Un equipo con solera y experiencia pudo con toda claridad frente a un equipo con ilusión pero sin pegada.

Año 2002. El año del doblete del Baskonia pudo ser también un año de triplete (la mejor plantilla en la historia del Baskonia) si un árbitro valiente hubiese pitado una falta clara. La situación, la misma, pero con una diferencia. En este caso, el equipo imperial jugaba en casa, el CSKA de Papalukas, y el equipo con la ilusión por bandera, el Baskonia, visitaba Moscú para llevarse el liderato y por tanto el billete a la final four. El Baskonia hizo lo que tenía que hacer para llevarse la victoria, pero en una última jugada para el recuerdo de los baskonistas, Nocioni recibía un hachazo, nadie lo pitaba, y Papalukas anotaba una bandeja y hacía el gesto del degüello, un gesto que nunca se nos olvidará. En este caso, el equipo con ilusión lo tuvo en la mano, pero cayó frente al equipo imperial.

Al año siguiente cambiarían las tornas definitivamente. Ya con el modelo de Playoff actual, el Baskonia, segundo se jugaba el pase a la final four con la Bennetton de Treviso. Ese día cambiaron las tornas, y el equipo con ilusión pasó a ser imperial, en cancha ajena, mientras que el supuesto equipo imperial, caía ante la calidad y el ímpetu de los Scola y Nocioni.

Volvamos a esta noche. Todo o nada a una carta. Ganar y jugar el playoff o perder y ver al Barsa y al Maccabi por la tele. La pregunta es ahora... ¿Quien es el equipo imperial y quien es el equipo con ilusión en esta película? Puede el Baskonia hacer de Maccabi y arrasar en Lituania? ¿Puede el Baskonia hacer de CSKA y ganar en Lituania? ¿Podrá Lietuvos hacer de Baskonia y ganar a la Bennetton?

Yo me mojo. El Baskonia debe ganar hoy. En estos partidos, la experiencia es un grado, y el factor cancha, a estos niveles de motivación, no debe ser un impedimento para vencer. La plantilla e Lietuvos es una plantilla de ilusión. Un equipo equilibrado, con los incombustibles Jasaitis, El Amin y Bajramovic de motores y con el ímpetu de los jóvenes liderados por Valenciunas, Bjelica y Gecevicius. Pero... ¿Creéis que alguno de estos jugadores sería titular en Vitoria?

Somos el equipo imperial, pero eso no vale con decirlo. Hay que demostrarlo. No quiero ser el Bennetton de Treviso de 2003. Quiero ser el Maccabi de 2001, podemos serlo y debemos serlo.

Aupa Baskonia