El padre Josean y la fe. Por Asier Kintana


Chicos, tenía que escribir esto… al igual que en la relación de pareja os diría… ya se que últimamente las cosas no han ido bien entre nosotros, hemos estado pasando por dificultades y el periodo de adaptación el uno al otro está siendo más tortuoso de lo esperado… me consta que trabajas para que la relación siga adelante, yo también lo hago… aunque parezcan diferentes, ya hemos pasado por esta situación con anterioridad, es el precio que debemos pagar por mantener la pasión porque precisamente eso es la pasión, cuando te quiero, cuando me enfado contigo, cuando no te soporto, cuando no me dejas dormir de la preocupación, cuando me matas de alegría, cuando creo que no te esfuerzas o esos subidones tuyos con los cuales me obsequias de vez en cuando… hemos estado pasando por dificultades y sin embargo, ninguno de los dos ha cejado en su empeño por mantener el rumbo, porque somos así, peleones, obstinados y bastante cabezotas pero donde no queda duda es lo que disfrutamos el uno del otro, como dos hermanos donde todas las emociones tienen curso legal pero que se aman profundamente… así somos los baskonistas, devotos de un equipo y una religión que profesa el padre Josean y que nos permite soñar una y otra vez con que el cielo existe de verdad…

Chicos, no os dejéis engañar, haced oídos sordos al mundo, que la liga bipolar es una falacia periodística, a falta de argumentos deportivos… que tenemos un equipo de gladiadores comandados por el sargento de hierro, que algo le pasa al baskonia cuando pisa el parqué de la copa, como en aquella legendaria película de “Cocoon” donde unos ancianos recuperaban la energía y se convertían en chavales de quince años y si no, recuperad el pasado más reciente y veréis de lo que os hablo… que tenemos un equipo capaz de todo (de lo bueno y de lo malo) pero que cuando se juega los cuartos, sale su carácter de barrio y se hacen respetar ante el mismísimo Goliat…

Por todo esto, merece este baskonia nuestro apoyo, nuestra confianza y nuestra fe, entre otras cosas para que si resulta que ganamos la partida, nadie pueda decir “no creí que pudieras ganar y ahora me siento como un idiota”.

Chavales, amemos al equipo tanto que los gladiadores sientan que nos deben algo, que si no es en esta ocasión, quizás estemos reforzando el ejército para alguna que otra batalla próxima que aún falta en nuestras vitrinas….

A U P A B A S K O N I A


Asier Kintana

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