Acongojados y sin pistas

La cara de dolor de Mirza se pareció a la mía, cuando el sábado le veía retorcerse tras caer mal con su maltrecha rodilla. Con él, medio Vitoria se retorcía de dolor, un dolor mental pensando en la gran final del jueves, un partido que ningún jugador se quiere perder, y en el que lo peor que te puede pasar es lesionarte cinco días antes.

Para colmo, el habitual hermetismo del Baskonia se eleva al cuadrado en vísperas de la gran final. Ni confirma ni desmiente.. Simplemente da largas. Una “tendinitis rotuliana”, que es como no decir nada, ya que la tendinitis no es una lesión de impacto sino de desgaste... es decir, que en realidad, no sabemos como está Mirza. Ni espero saberlo hasta el jueves, momento en el que sabremos si salta o no a la cancha.

Más alarmas... Bjelica no jugaba el sábado con una mano vendada (ni idea), y Pape Sow, con un vendaje espectacular en su mano, arrastra una bronquitis. Casi nada al aparato... ¡Y todo esto, cinco días antes de la gran final!

El juego del Baskonia

Definitivamente el Baskonia juega a otra cosa de un tiempo a esta parte. Se puede perder o ganar, incluso se puede perder de más de veinte, y transmitir sensaciones diferentes... El equipo sabe a que juega, yo creo que gracias al gran estado de forma de Marcelinho, que está sabiendo poner el balón donde quiere en cada momento.

El Baskonia, independientemente de otros matices en los que podríamos entrar, ha empezado a defender (no durante los 40 minutos del partido frente al Barsa, es cierto), y su defensa se empieza a parecer a lo que buscamos. La carga de personales de Fernando Oleson y Logan, unida a la baja de Bjelica, hizo que la situación final del partido fuese insostenible, pero como en realidad no pretendía ganar en el Palau sino que buscaba detalles para el optimismo, pues los encontré.. (No hay como buscar algo en esta vida)

Con la defensa, y la asignación de roles clara, el Baskonia es otro equipo. Pero no nos equivoquemos... como equipo tira-triples que somos (porque lo somos, más allá de estos últimos dos partidos), necesitamos del acierto para ganar en una cancha como la de Barcelona. Si Logan no ve el aro, Fernando no ve el aro, Mirza no ve el aro y Oleson sólo lo intuye, ya podemos defender como si fuésemos el ejercito de Napoleón, que no ganaremos. Y en una cancha como esa, cuando ya no tienes opción, te expones a recibir “la meada” final del Barsa. No pasa nada, una meada de este tipo, tal y como jugamos el sábado, se quita en la ducha. Y estás limpio y fresco para el siguiente partido.

En fin... “seguiremos atentos a la evolución de los lesionados”, que es una frase que en Vitoria no tiene sentido... Ni falta que hace. La solución, el jueves.