Supervivencia pura

El Baskonia, mermado y diezmado pero orgulloso y rabioso, sale vivo de una semana durísima, y encara su siguiente viaje con la ilusión por bandera.

Las circunstancias no pueden ser más duras… Sin Tiago, con Oleson y Herrmann dando muy pocos relevos (y de momento, de baja calidad) con un Golubovic que llegó un día tarde para engancharse al tren de la Euroliga, y con un Eliyahu que ya no le queda más que gritar en el campo, tiró de orgullo, clase y acierto para devolver la esperanza a toda una Vitoria que la tenía casi perdida. El Baskonia puede estar en la siguiente fase. Lo estará casi seguro si gana los dos partidos, y yo creo que también simplemente apalizando a la Cibona en Vitoria… pero cada cosa a su tiempo.

¿Qué hizo el Baskonia en Rusia? Lo que mejor sabe hacer. Meter de lejos. Gracias Vander por ponerlo en los comentarios del post anterior, pero es que la clave de las grandes citas de este Baskonia vienen acompañadas de grandes porcentajes en el triple. Un 60% en triples, igualando el porcentaje de tiros de dos, es un aval suficiente para ganar un partido. Más si cabe, si haces un 60% tirando 20 triples. Pero además, el equipo mostró una gran defensa, una dureza extrema en el carácter y una concentración propia de estos partidos (sólo siete pérdidas en todo el partido).

Supo también el Baskonia esconder sus debilidades endémicas… Sobre todo, ese mal llamado “rebote”, que sin Tiago en el campo, es una sangría. Hasta 14 rebotes ofensivos cedió el Baskonia en Rusia (curiosamente la misma diferencia total entre los rebotes que cogió Khimki y los que cogió el Baskonia). También, el Baskonia mostró su dificultad para contener al alero anotador contrario, en este caso Langford anotó hasta 27 puntos. Pero el Baskonia supo esconderlo con entereza. Al final 11 puntos que dejan un empate técnico entre ambos y las espadas en todo lo alto.

¿Ahora qué? El Baskonia lo tiene más difícil que su rival para ganar encuentros, pero más fácil para sacar averages. Es más complicado vencer al Olympiakos a domicilio que hacerlo en casa, aunque es más sencillo apalizar a la Cibona en casa que siquiera vencerle fuera. Pero ahora mismo, hablar de eso es un brindis al sol. Empates y a jugar…

Y sí, quiero hablar también de la derrota del domingo en la Roca. Veamos… Un equipo que juega el viernes contra el Bilbao Basket, y el sábado frente al Madrid una semifinal de copa. Sale vapuleado, y se monta en un avión a Rusia… tras un viaje leonino, con “arresto” a la estrella incluido, se juega el partido más importante de lo que lleva de año en Rusia y frente al equipo que acaba de ridiculizarte en casa. Sacas todo lo que tienes, y te coges otro avión, para casa, avión que enlazas con el destino más lejano de la ACB, Gran Canaria. Y ahí estás, en una isla desconocida y atosigada por un huracán, sin tiempo para saber si el base rival se llama Norris o Solozabal, y pensando ya en que cuando acabes, te espera otro avión que te llevará a Grecia a pegarte con el Olympiakos en otro choque a cara de perro con los cuartos en mente.

¿Cansancio físico? No lo se, probablemente sí, aunque no es un dato definitivo…. ¿Cansancio mental? SEGURO. Entre la copa, el Khimki, los vuelos y el Olympiakos, nadie sabía si Carrol jugaba de alero o pívot, y lo que es peor… quizá ni siquiera les importase.

El Baskonia tiró de lo de siempre… acierto máximo y calidad. Pero ni se preocupó por esconder sus defectos… English se empeñaba en meter y se olvidaba de defender, Oleson y Herrmann no tenían ni siquiera minutos para intentar dar descanso a los English o San Emeterio, y los pivots, ni se preocupaban de defender su propio rebote. ¿La segunda ayuda? Esa se quedó en Rusia, y dicen que cogió un vuelo directo a grecia. Otra vez acierto extremo de tres (un 52%), pero esta vez, sin concentración (13 balones perdidos), ni defensa (El Canarias anotó 86 puntos, cuando promedia 74,09… 12 más que de costumbre. Y el Baskonia, acostumbrado a recibir 72,77 puntos, se “comió” 14 más), el equipo cayó por sus propios errores.

Pudo ganar el partido en un cara y cruz final, pero dos errores tontos (tiritos de Eliyahu y Teletovic solos bajo el aro, y ausencia total de defensa a Carrol, que con dos “bombas” dinamitó el partido) propiciaron que el Baskonia cayese con mérito. Fíjense donde estaba la concentración ayer, que ni siquiera se intentó un triple con el equipo tres abajo y una última posesión.

Pero no hay tiempo para lamentarse, ni tampoco hay que lamentarse demasiado, ya que ahora toca pensar de nuevo en la Euroliga. La machada espera agazapada tras la esquina…. Pero de eso hablaremos en la próxima entrega.

Yo, desde aquí, sólo quiero terminar de felicitar al equipo por los que está haciendo en la Euroliga. Cuando se da por muerto al Baskonia, este responde con la mano abierta y te la estampa en el moflete hasta dejarte sin respiración. Por eso somos del Baskonia…