Cerremos la liga ya.

Falta una semana para el comienzo de la liga y desde las tres patas que componen el banco de basket patrio se ha pasado de la guerra fría, a lanzarse los misiles, hasta el punto, de que peligra el comienzo de la temporada.

Por un lado la ACB, pertinaz en el asunto Mc Donald y su inscripción como comunitario, diga lo que diga un periódico que ha dicho su esposa.

Por otro lado la ABP, que denuncia no solo el caso de Will, sino que pretende extender su veto a esos jugadores que en igual condición que nuestro jugador, N´Dong, Barnes y Brown jugaron como comunitarios la pasada campaña e incluso cuestiona los derechos de jugadores como Tiago, Pepe Sánchez o Garcés.

Y por otro la FEB, respaldo incondicional de Llorente y sus secuaces.


Con este panorama, a la ACB se le presenta una ocasión magnifica para hacer lo que debió hacer hace tiempo: Cerrar la liga y organizar su competición privada prescindiendo de una vez de los lastres que arrastra.


Primero, porque no se puede permitir no arrancar la liga, sus profesionales seguirán cobrando empiece o no la liga.

Segundo, porque son sociedades anónimas y como tales deben tener los mismos derechos y obligaciones que una S.A. al uso.

Tercero, porque no necesitan en absoluto a la Federación, ¿¿Acaso hace la FEB algo por la ACB??

Cuarto, porque los sistemas de cupos que proponen desde la FEB son anacrónicos en el mundo de hoy además de ruinosos.

Quinto, porque ¿Qué puede perder?? ¿¿Un contrato ruinoso de TV?? ¿¿Una competición paralela?? ¿¿Con que equipos??

Sexto, porque ya se ha hecho, la ULEB paso de la FIBA y organizó su Euroliga, ¿¿Por qué no aquí??

Séptimo, porque si se sigue cediendo a las presiones de la FEB+ABP, acabaremos con una liga aburridísima y nada competitiva.

Octavo, ¿¿Quién puede impedirlo?? Tenemos los jugadores, los árbitros, los pabellones y la afición ¿¿Se necesita algo más??

Noveno, porque si yo pago, yo pongo las normas y decido con quien jugamos y con quien no, nunca debe ser un tercero quien lo diga.


Así pues, ha llegado el momento de la verdad, una ocasión perfecta, o pegamos el puñetazo en la mesa ahora, o más vale que nos vayamos todos a nuestra casa.